Mi mujer es más fuerte que un pomelo verde
Mi mujer acaba de dar a luz, ha sido una cesárea complicadilla, pero ya tenemos en casa a los pequeños Phobos y Deimos (nombres no reales, pero fieles a sus personalidades).
Ahora mismo está con ciertas inseguridades propias de los primeros días con los retoños y siempre dice que yo soy un exagerado.
"¡Ya está, lo ha vuelto a hacer, relacionando la velocidad con el tocino!, ahora nos dirá que es porque es programador y tal y cual", pensará alguno. Pues no, la relación está en que como mi mujer siempre tiene razón, resulta que sí que soy un exagerado.
Y como se siente insegura y ya suelo exagerar de serie, para explicaros cómo me siento respecto a su inmensa fortaleza, tengo que exagerar más que el PP cuando habla del éxito de sus políticas, y como me gusta dar latigazos a todo el mundo, voy a ser más exagerado que el ego de Pablo Iglesias, más largo que el brazo que González le tiene metido por el culo a su partido y más sabiondo que Albert Rivera.
Así que, son su permiso, me calzo la boina y procedo a exagerar como nunca he hecho:
Mi mujer no usa el mando a distancia, ella mira fijamente la tele hasta que esta encuentra un canal que le gusta.
Mi mujer puede aplaudir con los puños cerrados.
A partir del dígito número ciento sesenta, el valor de pi depende del estado de ánimo de mi mujer.
Los geólogos de pasan la vida estudiando para prevenir los terremotos, cuando basta con preguntar a mi mujer cuándo tiene pensado volver a hacer flexiones.
Si evaporas un escupitajo de mi mujer y recoges el residuo seco, obtienes lo que normalmente se conoce como "esteroides".
Mi mujer sabe exactamente en qué estado se encuentra el gato de Shrödinger.
Partiendo de premisas falsas mi mujer llega a la conclusión correcta.
Si una fuerza imparable fuese a chocar contra un objeto inamovible, se daría cuenta de que mi mujer anda por ahí y no caben más conceptos absolutos.
No es por la gravedad, las manzanas caen para estar más a mano de mi señora.
Un conductor de un BMW que vea a mi mujer en la carretera pondrá el intermitente al cambiar de carril.
Mi mujer saca la mano al cortarle el paso a un taxista y no pasa nada.
Mi mujer pronuncia bien a la primera el nombre de cualquier francés al que le presenten.
Mi mujer odia esperar por el siguiente capítulo de una serie. La única productora que conoce a mi mujer es Netflix.
En los sanfermines mi mujer persigue a los toros.
Mi mujer puede secuestrar al perro de John Wick, matar a la hija de Liam Neeson y robarle la moto a Dredd sin que haya consecuencias.
El principio de acción y reacción es una ley universal inquebrantable hasta que mi mujer te suelta una hostia.
Mi mujer es capaz de determinar la velocidad y dirección de una partícula subatómica de manera simultánea.
A mi mujer le sirven solomillo de ternera en los restaurantes veganos.
Y, por encima de todo, mi mujer ha sobrevivido a once años de relación con un tarado como el aquí firmante.
Con la tontería, no he exagerado tanto.
En primer lugar: Enhorabuena! :-))
ResponderEliminarComo la mamá es más dura que la jeta de un político, supongo que estará muy bien, cosa que es de agradecer y que tranquilizará mucho al sufrido papá.
Gemelos... Te vas a cagar: afortunadamente la preservación de la especie está casi completamente dirigida por las tías, porque si fuera por nosotros, esto se acaba pronto (y estás a punto de descubrirlo: los gemelos golpean dos veces, así que ahora te queda por saber cual de los dos es Danny Devito y cuál es el Chuache :-)).
Reconozco que algunas de las cosas que has escrito me han hecho sonreír, pero lo del "El principio de acción y reacción es una ley universal inquebrantable hasta que mi mujer te suelta una hostia" me ha arrancado una carcajada en medio de la oficina :-))
Un abrazo y felicidades, campeón.
Paquito.
[…] margen de que aclaré que mi fuente de fortaleza ha sido recientemente mi churri, la clave es que la pregunta iba sobre cómo afrontar el fracaso, sobre cómo seguir adelante […]
ResponderEliminar[…] El pitido del microondas coincide con el fin del cambio y me pongo a hacer la mezcla, la madre cambia a Phobos en la cuna, así, sin cambiador ni nada, es una valiente. […]
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