Ya vienen
Suena un poco a título de película de terror, pero estoy hablando de mis enanos: ya vienen. La tontería empieza con que me he topado con una cuenta atrás para la llegada de Santa Claus, no confundir con el Sinter Klaas holandés, que viene veinte días antes cargado de regalos y divertidos ayudantes que no personifican ningún tópico racista que sepamos. El asunto es que el veinticinco de diciembre es también la fecha en la que estimamos que nuestros enanos tendrán a bien venir al mundo a traer algarabía y jolgorio a mis padre y suegros y muchas horas de dar por culo a mi señora y a mí entre grandes cantidades de comer, defecar y dormir.