Lo entenderás cuando seas mayor
Suena el despertador y estoy bajo la ducha que, fría e inmisericorde activa mis sentidos y algunos nervios que no sabía que existían. Me seco, me visto y agarro el almuerzo que cariñosamente me ha preparado mi señora el día anterior, un yogur para media mañana y una manzana para el camino. Pierdo mi guagua y espero a una que pasa justo después y que a veces llega antes que la mía a cierta parada. El truco no funciona, igualmente engancho otra línea que me hace llegar un poco antes a la estación de tren. No es que importe, llego tarde a subirme a mi tren, me subo al siguiente y lo encuentro, para mi sorpresa, lo bastante vacío como para pillar un asiento con mesilla y ponerme a escribir este artículo.