Zafarrancho de paz

Seguimos siendo seis en casa, nueve contando las perras. Y antes de que nos queramos dar cuenta vamos a ser once, aunque durante ocho horas al día vendrán la chica del Kraamzorg, posiblemente acompañada por otra chica en prácticas (y no no asumo el sexo, sé que vendrá una chica y posiblemente otra más).


La cena de navidad pasó sin contratiempos, lo cual es una lástima, estamos todos, en especial mi señora, esperando un contratiempo que nos obligue a ir al hospital.




Por otro lado, lo de mi cambio de oficina ya está cocido por completo y salvo que la llegada de los enanos se retrase aún más, el dos de enero estaré trabajando en Amsterdam en una nueva empresa.


Tiempos emocionantes, he consumido la mayoría de mi energía simplemente intentando no perder la cabeza de los nervios, así que no me veo muy capaz de volcarme demasiado en el blog.


Como sea, lo prometido es deuda, así que os mantengo informados, en una semana mi vida habrá dado un cambio radical y tendré muchísimo que escribir, hasta la semana que viene.


Comentarios

  1. Me alegro: efectivamente vienen cambios importantes en tu vida.

    Disfruta: siempre le digo a la gente que, todo lo que sucede, todo lo que te trae hasta este preciso instante, es el resultado de tus acciones, sean buenas o malas.

    Así que "Enjoy the Ride" y a darle duro, que son pocos y beben Karnemelk :-))

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Matando elefantes (o dragones)

Pasos en la dirección correcta

A ras de suelo, literalmente